Un retablo mayor
(Colombia, s. XVII)




Fotografía © Francisco Herrera García, 2025
Kate y José conversan con Francisco Javier Herrera García, catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, sobre el retablo mayor de la iglesia de San Francisco de Bogotá (Colombia), obra de la primera mitad del siglo XVII.
Una transcripción del podcast
A transcription of the podcast
José: Kate, ¿qué obra te ha impresionado por su magnificencia? Tú que eres historiadora del arte… Kate: Uy, qué pregunta más difícil, ¿no? Por una historiadora del arte que yo creo que todas cosas son válidas y que me interesan. Pero quizás la última cosa que me quitó mi respiración fue la capilla del Ochavo que está en Puebla, en México, que vi en un congreso. Y, no sé, me impresionó la manera de pensar en todos los detalles. José: Bueno, hoy tenemos también una de esas obras gigantescas, magnificentes, que nos genera un poco esta sensación de que nos quita un poco la respiración. Y es el retablo mayor de San Francisco de Bogotá, que es una obra de la primera mitad del siglo XVII, específicamente en 1623. Así que, bienvenidos a... Kate: Las cosas tienen vida. José: Este es un podcast semanal en el que hablamos de un objeto histórico con el investigador que lo estudia. Y esta semana tenemos la fortuna de contar con Francisco Javier Herrera García. El profesor Herrera es catedrático del departamento de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla y preferentemente ha centrado su actividad investigadora en el estudio del retablo sevillano, andaluz y también americano. Así que es la persona perfecta para poder analizar y dialogar en torno a este retablo. Bienvenido, Francisco. Kate: Bienvenido, Francisco. Francisco: Un placer. José: Muchas gracias por participar hoy con nosotros y queríamos hacerte una primera pregunta inicial, cierto ¿Cómo describirías este retablo? Francisco: Bueno, pues el retablo mayor de San Francisco de Bogotá, yo creo que, por encima de todo, se caracteriza por su extraordinaria monumentalidad, por su cuidadísimo proceso de elaboración. Porque es un retablo que sigue despertando un entusiasmo para los habitantes de esa ciudad y de ese país que es Colombia, un entusiasmo inusitado. Pues este retablo tiene una particularidad, que es lo que asombra incluso a los que estamos acostumbrados a analizar retablos españoles, que no está solo limitado a la cabecera del templo, al testero, sino que se expande abarcando, acogiendo a los laterales de esa gran capilla que es la capilla mayor o presbiterio de la iglesia franciscana. Los franciscanos fueron concibiendo paulatinamente una obra que resultara envolvente, que envolviera todo ese espacio que es, digamos, donde se desarrolla, por así decirlo, el teatro sacro, las celebraciones, toda la liturgia habitual en cualquier iglesia cristiana. Está constituido por tres cuerpos, cinco calles, pero esas calles se expanden, esos cuerpos se expanden hacia los lados, generando, por supuesto, también otros artefactos de carácter retablístico, pero adosados a los muros laterales del presbiterio. Y se compone, por supuesto, también esos muros laterales de un gran pedestal o banco, de un cuerpo central, que es el principal, porque es el que contiene unos interesantísimos y muy ricos en iconografía y en detalles, relieves con distintas historias, con distintas representaciones de episodios del Santoral. Posteriormente tenemos un segundo cuerpo que está protagonizado donde se distribuyen una serie de santas mártires tanto a un lado como a otro y finalmente en lo que podría ser el remate o el ático del retablo se dispone un apostolado también a ambos lados. La parte central del retablo está precedido sobre todo por quizás el principal elemento devocional que pretenden transmitir los franciscanos que pretenden hacer valer allí, que es la Inmaculada Concepción. Y a los lados hay distintos santos de la orden franciscana, san Antonio, san Buenaventura, el propio san Francisco y algunas otras figuras del santoral también, en fin, que ahora pues tendremos ocasión de explicar quizás con un poco de más detalle. Kate: Gracias por esa explicación tan detallada. Nos has dado una pista de que fueron los franciscanos quienes hicieron este retablo y por eso me gustaría saber cómo empezaron el proyecto y cómo lo hicieron un retablo de este tamaño. Francisco: Muy bien, bueno, pues afortunadamente tenemos yo creo que bastante documentación, pero como siempre ocurre la documentación nos deja insatisfecho, no lo dice todo, no lo cuenta todo. ¿Cómo toman las ideas los franciscanos? Pues sabemos que allí hay una serie de personas de guardianes, digamos, una cúpula que son las que se encargan, son los que tienen el poder en ese convento y son los que patrocinan el retablo. Tienen unas referencias ya. Previamente se ha construido en la que fue la segunda catedral de Santa Fe de Bogotá, se ha construido un gran retablo mayor, un retablo mayor que ocupa la cabecera que por desgracia ya no conservamos en actualidad ni tampoco que se conserva esa catedral y ese retablo mayor había sido encomendado a un artífice de origen asturiano formado en Toledo en Castilla que se llamaba Ignacio García de Ascucha que llega allí hacia 1618. La primera obra que acomete es el retablo mayor de la Catedral que debió cautivar, causar fascinación. Como prueba los franciscanos, primero lo prueban, le encargan un retablo menor, no para la capilla mayor, sino para una capilla colateral, que era la capilla precisamente dedicada a san Francisco de Asís, que popularmente allí se le conoce como la capilla del Chapetón. Y aquello es un retablo que todavía existe, pequeño, limitado en extensión, en cuerpos, bastante sencillo en su arquitectura, y que estaba decorado con una serie de pinturas referentes a las historias de la vida de san Francisco. Eso ocurre hacia 1620. Y en 1623 se toma ya la determinación de dotar de un retablo mayor que faltaba en la nueva iglesia franciscana, quizás la principal de las iglesias que estaban en la capital que era no entonces virreinato sino la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá y pues se quería pues dotarla de un retablo vistoso de un retablo que diera cuenta del protagonismo que la Orden tenía allí. Entonces, en primer lugar, el impulso franciscano. Por otra parte, ¿quién aconsejó y quién apoyó a este escultor, ensamblador, incluso a veces se titula maestro arquitecto, que fue Ignacio García de Ascucha? Otro artífice ensamblador castellano que ya se trasladó allí, del que apenas sabemos nada ni de dónde procedía, que se llamaba Luis Márquez. Luis Márquez digamos presentó en sociedad, por así decirlo, a Ignacio García de Ascucha y lo presentó a las órdenes religiosas con las que él estaba ya trabajando. Pero también hay que tener en cuenta, no sé si pudo intervenir en el patrocinio o no, pero sí impulsó la construcción de iglesias doctrineras. Esas iglesias doctrineras se dotaran de los objetos y elementos de culto necesarios e importantes dentro de la religión. Y me estoy refiriendo al que era entonces presidente de la Real Audiencia, ese impulsor de la construcción de nueva iglesia que estoy diciendo y sobre todo dotarlas de retablos y de todos los elementos de culto, es decir, de innovar un poco incluso en la proyección de la imagen y no era otro que Juan de Borja. Hay que tener en cuenta que ese Juan de Borja era nieto del cuarto duque de Gandía, tercer general de la Compañía, que no es otro que es san Francisco de Borja. Todavía, en Colombia hay mucha gente que se apellida Borja y que tienen a gala descender desde Juan de Borja y por supuesto de san Francisco de Borja y de esa estirpe aragonesa valenciana que también tuvo tanta importancia luego en Italia. Es decir, que yo creo que hubo aquí un impulso que no solo viene de por parte de la propia Orden conocedor a la necesidad y de la importancia que tenía un nuevo retablo, sino también que fue, digamos, auspiciado por este arquitecto de retablos, ensamblador, con ideas novedosas, con ideas que vienen de Castilla y, por supuesto, auspiciada también por el presidente de la Real Audiencia, este Juan de Borja, al que me referí. José: Quería saber, hemos hablado de estos españoles que han construido, que eran artífices, pero ¿cuál es el rol de los indígenas en este proceso? ¿Es algo más de trabajadores o de materiales? Francisco: Bueno, pues yo creo la documentación no habla de indígenas, si nos habla de que, en el taller, rápidamente, este Ignacio García de Ascucha, me refiero tanto a Ignacio García de Ascucha, porque aquí es muy importante tener en cuenta a este personaje, a este artista, el que tuvo un enorme éxito. Al poco tiempo de llegar a Santa Fe de Bogotá, pues hay síntomas por la documentación vemos que intervienen en negocios inmobiliarios, que compra, que era esclavista, que compra era constantemente esclavo y que tiene en su taller precisamente algunos esclavos de origen africano, uno llamado Juan Criollo, por ejemplo, otro Sebastián de Angola, los dos eran ensambladores y los dos estaban trabajando en su taller y además hay constantemente en las documentaciones que he podido explorar en el Archivo General de la Nación en Bogotá, en las notarías, se ve cómo compraba y vendía esclavos. Participaba de este desgraciado tráfico humano. Tenía también una esclava llamada María Mas. Es decir, en el taller sabemos que tenía esclavos a los que él enseña y que colaboran en la ejecución de este retablo. No hay ninguna noticia de que algunos de los que intervienen posteriormente, evidentemente, pues hay otros como Antonio Rodríguez, que era otro discípulo de él. No sabemos cuál era su origen étnico o racial. Pero yo me temo, evidentemente, por otros casos, comparando con otros casos de actividad arquitectónica, de actividad retablística, que ahí detrás sí que estaban en las cercanías, en los alrededores de Santa Fe, tenían zonas boscosas, donde incluso se producían, donde existían bosques de árboles de cedro. Precisamente el cedro va a ser la materia prima para la ejecución de este retablo, de la parte arquitectónica, del marco arquitectónico y también de los relieves que son de madera, porque hay otros que vamos a ver que son de yeso. Bueno, pero en esas zonas de los pueblos Bosa, estoy pensando, por ejemplo, la doctrina de Bosa, por ejemplo, pues ahí eran frecuentes por obras en este momento y todo esto, que se compraba mucha madera de cedro y de otros tipos de árboles de tipo coníferas, pináceas, y son precisamente los indígenas quienes proveían de estas zonas, quienes proveían ese material e incluso los transportaban hasta el centro de la capital de la Real Audiencia para cualquier tipo de obra, entre otras de retablos. Tengo casos, por ejemplo, de otros muchos retablos de donde sí está documentada la intervención en esas localidades, en esas doctrinas de alrededor de la capital donde está documentada la intervención pues de indígenas en la confección de esculturas o incluso del propio retablo. Pero en este caso lo único más que podría aproximar no son tanto indígenas que seguramente proveyeron la materia prima y seguramente a lo mejor los franciscanos impondrían allí algunos de ellos trabajando, ayudando en la construcción del retablo, a lo mejor no tanto en las partes más artísticas, sino en las partes más de tipo estructural, porque el arte de la carpintería pues estaba extendido desde época, evidentemente, el trabajo de la madera, desde época prehispánica, pero sí parece que aquí se pueden documentar a este Juan Criollo, Sebastián de Angola, que eran esclavos de origen africano, no propiamente indígena. Kate: ¿Y cómo fue recibido este retablo cuando se fue expuesto por primera vez? ¿Tenemos noticias de cómo el Bogotá se celebró la nueva construcción de este retablo? Francisco: Pues por desgracia no tenemos noticias, pero sí es muy elocuente que debió causar gran entusiasmo en la propia comunidad franciscana. ¿Y por qué? Porque primero el retablo se contrató el 13 de julio de 1623 para ser ejecutado el retablo mayor. El primer retablo que vamos a decir. Ese retablo se contrata ese año para ser ejecutado en dos años de plazo. Había dos años de plazo. Sabemos que estaban estipulados a abonarle al artífice cinco mil pesos. Una cantidad importantísima para la época y en aquel medio, pues quizá en una cantidad, pues casi podríamos decir descomunal. Madera de máxima calidad. El contrato es explícito, amplísimo en las condiciones que se dan. Se cuida la arquitectura y se cuida la talla, se cuida las calidades de la materia prima. Pero no hay noticias, digamos, del impacto público que debió ser importante. Pero, primero, el retablo se retrasa en su ejecución, todavía se está ejecutando. Se está terminando en 1628-29. En 1629 muere Ignacio García de Asucha, previamente por enfermedad, dice en un documento, se lo traspasa la continuidad del mismo con la traza, con el proyecto que había entregado, Ascucha, lo traspasa al otro ensamblador de fama entonces en Bogotá que había citado antes, Luis Márquez. Este Luis Márquez tiene una obra importantísima en Bogotá que no es un retablo precisamente, aunque hizo varios, es la sillería de coro que afortunadamente todavía se conserva, muy transformada, muy reordenada de otra forma en la iglesia mayor o Catedral de Bogotá. Pero también ocurre lo mismo. Luis Márquez se pone enfermo y ya hacia 1627 lo vuelve a traspasar a el autor inicial, a Ignacio García de Ascucha. Pero Ignacio García de Ascucha muere en 1629. Por tanto, él deja en su testamento establecido que el retablo lo continuará uno de sus discípulos, ese Antonio Rodríguez que citaba antes. Bueno, entonces decía una cosa. A medida que se va ejecutando el retablo, se ve que los franciscanos y ahí está un poco la prueba del éxito que tiene aquella forma, esa estructura, esa forma de presentar las imágenes con un marco muy arquitectónico, con unas columnas y unos órdenes clásicos superpuestos, con decoración no muy abundante todavía, pero sí mínima de grutescos y de follajes, donde ya se incorpora, aquí está ese concepto de lo autóctono, donde ya se incorpora la flora local. ¿Y cómo resuelven esa cuestión? Pues extendiendo, encargando que ese retablo no solo se quede en lo que han contratado inicialmente, que es el retablo mayor, sino que se extienda por los lados del presbiterio. Y eso ocurre, se materializa, lo van pensando desde antes, pero logran por fin, a partir de 1635, contratar las dos llamadas alas laterales del retablo de manera que resulte una estructura envolvente y una especie de escenario teatral completo, que eso yo creo que es la mejor prueba del éxito que tiene este retablo, que quieren también extenderlo hacia los lados y no dejarlo solo en la cabecera. José: Es súper interesante lo que dices, porque al final, al parecer hay todo un proyecto de los franciscanos de propaganda también, ¿no? Por eso te quería consultar sobre la iconografía. ¿Hay algún relato de propagación o de propaganda de los franciscanos en esta época a través del retablo? Especialmente porque en esta época los dominicos, los jesuitas, todos están un poco compitiendo por las almas de los indígenas. Entonces, ¿existe algo así en este retablo? Francisco: Bueno, igual que un poco ocurre pues en Sevilla, en Andalucía, por ejemplo, y que los dominicos propagan la devoción al Rosario, eso está constatado y documentadísimo y están hasta las propias imágenes que he tenido ocasión de estudiar de proyección de la Virgen del Rosario. Y por parte de los franciscanos, igual que ocurría también en Andalucía, ya dije antes que la principal imagen, la más grande, la que centra el retablo mayor es la Inmaculada Concepción. Por tanto, yo creo que aquí laten, porque eso tuvo mucha repercusión también, y hay documentación en el Archivo de Indias donde se ve cómo allí también se dio cita, donde también tuvo proyección lo que es los debates y la polémica sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, que no sería dogma hasta el siglo XIX, ¿no? Pero se planteaba, igual que aquí en Sevilla, pues hubo esta polémica de si había sido concebida sin pecado original o con pecado, también allí en la documentación entre franciscanos, jesuitas y dominicos, por otro lado, hubo pues cierta polémica en ese sentido. Por tanto, yo creo que se quiere, intencionadamente, pues insistir en la proyección de esta devoción de la Inmaculada Concepción disponiéndola en el centro del retablo. Hay propaganda de la orden, ya los dije, con esas esculturas de bultos que se disponen en lo que sería estrictamente ese retablo mayor. Y a los lados hay una variada y compleja iconografía que de momento no logramos poner sobre la mesa si hubo un programa, una clara intención de discurso iconográfico. Parece que no porque es muy variada. Me puedo referir ahora a algunos de ellos para que vea que aquí no hay forma de conectar. Eso sí, destacan algunos episodios, en esos altos relieves, que son auténticas escenas con mucho sentido teatral, muy interesantes, realizadas en madera tallada la mayoría, de cedro, policromada, pero hay cuatro relieves en concreto que están realizados en yeso recubiertos de estuco y luego policromados. No se aprecia eso, pero bueno las restauraciones que se hicieron hace unos 20 años pues lo pusieron de manifiesto que había unas series de relieves que eran de yeso y eso allí es muy habitual en la antigua Nueva Granada en este territorio es decir esculturas de barro o de yeso. Pues, por ejemplo, en el en ese primer cuerpo hay relieves que representan el martirio de santa Catalina, el regreso de Egipto, san José de la Virgen y el Niño regresando de Egipto, san Jerónimo penitente, la conversión de san Pablo, el bautismo de Cristo, san Francisco orando, san Buenaventura en su estudio. ¿Qué quieren decir todos esos grandes altos relieves? Son interesantísimos por varios motivos, porque aquí encontramos ese encuentro, esa fusión de formas europeas. Aquí hay esquemas compositivos que derivan de Rubens, que derivan de Tiziano. ¿A través de quién? Pues ya lo sabemos, de una serie de grabadores, muchos de los cuales han logrado ser identificados. Por ejemplo, para el regreso a Egipto se fundamenta en creaciones de Rubens a través de Cornelis Galle. Para la conversión de San Pablo pues está el grabado de Schelte à Bolswert. Schelte à Bolswert también es responsable de esas esculturas exentas, autónomas, de santas mártires que se disponen el segundo de los cuerpos de esas alas laterales. Es decir, entonces, aquí nos encontramos algunas historias relacionadas con la vida de Cristo, como el bautismo el regreso del Egipto, historias relacionadas con los santos franciscanos son claras, eso es lógico, la Orden quiere tener escenas significativas dentro de su historia. Después tenemos, ya he dicho, de la vida de Cristo, y después algunos martirios, de san Lorenzo, por ejemplo. Si bueno, san Lorenzo fue un mártir español que durante la Edad Media y a principios sobre todo en el siglo XVI se les daba esa importancia. Era un mártir que representaba la contribución de España en los primeros años de la península ibérica de Hispania Romana, por así decirlo, a inicios del cristianismo. Fue martirizado en Roma, pero era de origen hispano. Entonces aquí parece que aquello pues no responde a un orden lógico. Las escenas franciscanas tienen un sentido por la orden ante la que estamos, donde se la que encarga el retablo, pero el resto de las escenas parece más bien como si fuera capricho. Hay que verlo con lo que está arriba, esas santas, ahí están Lucía, Cecilia, Bárbara, Marta, Catalina, es decir, mártires que todas llevan, que están inspiradas pues en esos grabados que ya dije de Bolswert , pero basadas en composiciones de Rubens y sobre eso medios cuerpos del apostolado completo a un lado y a otro. Entonces aquí parece que se quiere transmitir la idea a través de la iconografía de los principales pilares, los más altos, los que están más cercanos a la divinidad, los que conocieron y transmitieron en primer lugar la historia de Cristo en la tierra son los apóstoles que están arriba. Primeros imitadores de Cristo después de los apóstoles, los santos mártires, las santas mártires de los primeros tiempos después de Cristo, después más abajo una serie de escenas relacionadas con la orden relacionadas, con la vida de Cristo que no parece que respondan, como ya dije, a un orden y con un programa iconográfico pensado de antemano, pero que quieren poner de manifiesto como dentro de todas estas historias dentro de todo este proceso de construcción de lo que es el cristianismo, los franciscanos van a tener también su protagonismo y están incardinados, están insertos dentro de todo este gran proceso, desde los primeros tiempos a los tiempos que ahora les toca vivir. Kate: ¿Cómo se vive actualmente ese retablo en la ciudad de Bogotá? Francisco: Bien, pues ese retablo sigue causando, despertando, una extraordinaria admiración. La gente que va de fuera, lógicamente, pues los turistas, que es muy escaso todavía en Colombia, ese turismo que va y sobre todo el que va en busca de elementos así de tipo patrimonial, pero yo he visto el asombro de algo que no es frecuente ver ni en España ni en Europa. Esa estructura envolvente siguiendo el mismo orden que en fin que despierta gran entusiasmo, curiosidad y que se hagan preguntas pues todos los que nos ponemos delante de ese gran retablo. Para los fieles se ve que sigue con plena vigencia. A la hora de las celebraciones, pues el retablo tiene pleno protagonismo, porque fue realizado como eso, como un mueble pensado sobre todo para la liturgia, para ese teatro sacro que es la liturgia cristiana o la liturgia católica. Y, por tanto, pues sigue cumpliendo la misma función para la que fue creado y sigue despertando, yo creo que el entusiasmo. Se ve que la gente se queda con ganas de traspasar esa primera barrera y acercarse a las imágenes para verlas más de cerca aún. José: Y siempre hacemos a nuestros entrevistados una pregunta que es trampa. Si tú pudieras preguntarle algo a este objeto, ¿qué sería? Francisco: Pues bueno, hay una cuestión de tipo histórico que no nos dice en los documentos. ¿Quiénes fueron los encargados? Porque se notan por lo menos tres manos. ¿Quiénes fueron los responsables, autores de esos altorrelieves? Ya dije cuatro en yeso y el resto en madera de cedro polícroma. ¿Quiénes fueron los autores? Porque eso no lo dice la documentación. Se refiere a los escultores que están haciendo las imágenes. Pero es la principal pregunta, uno de los grandes misterios que todavía nos seguimos planteando. ¿Quiénes son los escultores? Kate: Y para finalizar nuestra entrevista, seguramente la gente quiere seguir conociendo este retablo u otros retablos parecidos en la Nueva Granada. ¿Por eso pudieras darnos una referencia bibliográfica? Francisco: Sí, por ejemplo, podría citar muchos autores. Por ejemplo, el primero que exhumó documentación de las notarías de Bogotá, Guillermo Hernández de Alba. También habría que contar con otros como Francisco Gil Tobar. Estos son los primeros que se aproximaron, que analizaron el retablo, que aportaron documentación, por ejemplo, el contrato. Luis Alberto Acuñas, otro de los primeros estudiosos. Y después ya posteriormente, hay que citar las contribuciones de dos grandes autores, como fueron Marco Dorta y Santiago Sebastián. Ya modernamente, más recientemente, pues nosotros humildemente hemos contribuido algo. Podemos citar, por ejemplo, nuestro trabajo sobre la escultura de finales del XVI y principios del XVII, “Escultores y esculturas en el reino de la Nueva Granada, Colombia”, del que soy autor en colaboración con el profesor de la Universidad de Granada, Lázaro Gila Medina. Hay que citar a otros autores que se han ocupado desde el punto de vista más bien iconográfico, como a Constanza Villalobos, a María del Pilar López, pues a Adrián Contreras Guerrero. Es decir, que por parte de la investigación histórico-artística ha despertado un enorme interés. José: Muchas gracias, Francisco, por este excelente relato y por compartirnos el objeto de esta semana. Kate: Muchísimas gracias, Francisco. Francisco: Gracias a vosotros y ha sido un placer muy grande compartir este rato hablando de una obra, pues también que creo que es importante. Muchas gracias. Kate: José, después de esa conversación tan interesante con Francisco, ¿qué has aprendido? José: Primero la pasión del historiador, porque nos ha entregado esa pasión de observar un objeto que muchas veces uno lo damos por sentado porque está dentro de una iglesia y tal vez, bueno, no sé. Pero nos va a cuenta de una magnificencia, de un espectáculo, de una cosa que atrae a las personas, que genera interés y que muestra distintas realidades, de la realidad bíblica, pero también la realidad local a través de las flores, fauna que se muestran ahí, ¿no? Kate: Sí, ese concepto de envolver, ¿no? que Francisco nos dijo que se nota el éxito que tenía este retablo en el sentido de que se seguía, ¿no? añadiendo, añadiendo, añadiendo. Y que eso es también hoy en día lo que trae la gente a estudiarlo. Y por eso lo que tú has dicho creo que es perfecto, ¿no? que este retablo y esa conversación nos han mostrado la importancia de la emoción del investigador, pero también de la emoción de la gente que sigue en Bogotá, los creyentes que usan ese espacio como lo suyo. José: Bueno, muchas gracias por haber escuchado este último episodio de nuestra temporada. Espero que hayan disfrutado estos últimos capítulos y que lo puedan compartir, ¿no? Así que pueden ver este retablo mayor de la iglesia de San Francisco en Bogotá en nuestro Instagram. Kate: Las cosas tienen vida. José: Ojalá nos veamos en una nueva temporada. Gracias. Kate: Gracias. Nos vemos pronto.
José: Kate, what piece of art has impressed you by its magnificence? You’re an art historian... Kate: Oh, that’s a difficult question, isn’t it? As an art historian, I think everything is valid and interests me. But perhaps the last thing that took my breath away was the Ochavo Chapel in Puebla, Mexico, which I saw at a conference. And I don’t know, I was struck by the attention to detail. José: Well, today we also have one of those gigantic, magnificent works that gives us a bit of that breathless feeling. It’s the main altarpiece of San Francisco in Bogotá, which is a piece from the first half of the 17th century, specifically from 1623. So, welcome to... Kate: Las cosas tienen vida. José: This is a weekly podcast in which we talk about a historical object with the researcher who studies it. And this week, we have the pleasure of having Francisco Javier Herrera García with us. Professor Herrera is a tenured professor in the Department of Art History at the University of Seville and has primarily focused his research on the study of Sevillian, Andalusian, and American altarpieces. So, he’s the perfect person to analyze and discuss this altarpiece. Welcome, Francisco. Kate: Welcome, Francisco. Francisco: A pleasure. José: Thank you very much for joining us today. We’d like to start with a question: How would you describe this altarpiece? Francisco: Well, the main altarpiece of San Francisco in Bogotá, I think above all, stands out for its extraordinary monumentality and its very meticulous process of elaboration. It’s an altarpiece that continues to inspire great enthusiasm among the inhabitants of that city and country, Colombia. This altarpiece has a unique feature that astonishes even those of us who are accustomed to analyzing Spanish altarpieces: it’s not limited only to the temple's apse but expands to embrace the sides of the great chapel, which is the main chapel or presbytery of the Franciscan church. The Franciscans gradually conceived a work that would envelop the entire space where, so to speak, the sacred theater unfolds—all the usual liturgy in any Christian church. It is composed of three sections, five vertical divisions, but those divisions expand, and those sections extend to the sides, generating other altarpiece-like artifacts attached to the lateral walls of the presbytery. It also consists of a great pedestal or base, a central section, which is the main one, as it contains some very rich and interesting iconography and reliefs depicting various stories and episodes from the lives of saints. Then, we have a second section featuring a series of martyr saints on either side, and finally, in what might be considered the crowning element or attic of the altarpiece, there is an apostolate on both sides. The central part of the altarpiece is mainly focused on perhaps the principal devotional element the Franciscans wanted to highlight, which is the Immaculate Conception. And on the sides, there are various saints from the Franciscan order—Saint Anthony, Saint Bonaventure, Saint Francis himself, and some other figures from the saints, which we might have a chance to explain in more detail later. Kate: Thank you for that detailed explanation. You hinted that it was the Franciscans who created this altarpiece, and I’d like to know how they started the project and how they made it into such a large altarpiece. Francisco: Very well, fortunately, we have quite a bit of documentation, but as is always the case, the documentation leaves us wanting more; it doesn't tell us everything. How did the Franciscans get their ideas? We know there was a group of people, guardians if you will, a sort of ruling body responsible for the convent who sponsored the altarpiece. They already had some references. Previously, the second cathedral of Santa Fe de Bogotá had a large main altarpiece, which unfortunately no longer exists, nor does the cathedral itself. That main altarpiece had been entrusted to an Asturian craftsman trained in Toledo, in Castile, named Ignacio García de Ascucha, who arrived around 1618. The first work he undertook was the main altarpiece of the Cathedral, which must have captivated and fascinated people. The Franciscans first tested him by commissioning a smaller altarpiece, not for the main chapel, but for a side chapel dedicated to Saint Francis of Assisi, known popularly as the Chapel of the Chapetón. This altarpiece still exists; it’s small, limited in extension, with a simple structure and decorated with paintings depicting the life of Saint Francis. This happened around 1620. And in 1623, they decided to provide a main altarpiece that was missing from the new Franciscan church, perhaps the most important church in the capital, which was not then a viceroyalty, but the Real Audiencia of Santa Fe de Bogotá. They wanted an impressive altarpiece to highlight the prominence of the Franciscan Order in that place. So, in the first place, the Franciscan impulse. Then, who recommended and supported this sculptor and joiner, sometimes even called "master architect," Ignacio García de Ascucha? Another Castilian joiner who had moved there and about whom we know very little, including where he was from, named Luis Márquez. Luis Márquez, in a way, introduced Ignacio García de Ascucha to the religious orders he was already working with. It’s also important to consider, although we’re not sure if he intervened in the sponsorship, the role of the president of the Real Audiencia at that time, who promoted the construction of new churches and the provision of these churches with the necessary and important objects and elements of worship. I’m referring to Juan de Borja. This Juan de Borja was the grandson of the fourth Duke of Gandía, the third general of the Jesuit Order, none other than Saint Francis Borgia. There are still many people in Colombia with the surname Borja, proud of their descent from Juan de Borja and, of course, from Saint Francis of Borgia and the Aragonese-Valencian lineage that also had such importance later in Italy. So, I think there was a push not only from the Order itself, recognizing the need for and importance of a new altarpiece, but also from this altarpiece architect and joiner with new ideas from Castile, and certainly from the president of the Real Audiencia, this Juan de Borja. José: I wanted to know, we’ve talked about these Spanish artisans who built the altarpiece, but what was the role of the Indigenous people in this process? Were they more like laborers or providers of materials? Francisco: Well, I believe the documentation doesn't specifically mention Indigenous people. It does tell us that in the workshop, quickly, Ignacio García de Ascucha—I'm referring a lot to Ignacio García de Ascucha because it's very important to keep in mind this figure, this artist, who was very successful. Shortly after arriving in Santa Fe de Bogotá, there are signs from the documentation showing that he got involved in real estate dealings, that he was an owner of enslaved persons, constantly buying enslaved people, and that he had some enslaved people of African origin working in his workshop. For example, one named Juan Criollo and another, Sebastián de Angola. Both were assemblers and worked in his workshop. Additionally, from the documentation I have explored in the General Archive of the Nation in Bogotá, particularly in notary records, it's evident that he bought and sold enslaved persons, participating in this unfortunate human trafficking. He also had an enslaved woman named María Mas. So, we know he had enslaved people in his workshop, whom he taught and who assisted in the execution of this altarpiece. There is no information indicating that any of the individuals involved later on, evidently others like Antonio Rodríguez, another of his disciples, participated in this. We do not know their ethnic or racial origin. However, I suspect, based on other cases and by comparing it to other instances of architectural work and altarpiece construction, that behind this, in the vicinity and surroundings of Santa Fe, there were forested areas where cedar trees existed. Cedarwood, specifically, would be the raw material for the construction of this altarpiece, including the architectural framework and also the wood carvings, as some are made of wood and others, as we will see, are made of plaster. In those areas, like the town of Bosa—I'm thinking of, for example, the doctrine of Bosa—during this period, it was common to purchase a lot of cedar and other types of coniferous and pine trees. And it was precisely the Indigenous people who supplied these materials from those areas and even transported them to the center of the capital of the Real Audiencia for any type of work, including altarpieces. I have cases, for example, of many other altarpieces where the involvement of Indigenous people is documented, in the creation of sculptures or even in the altarpiece itself, in those surrounding areas and doctrines near the capital. However in this particular case, it seems that the closest association would not be Indigenous people who likely provided the raw material and, perhaps, were imposed by the Franciscans to assist in the construction of the altarpiece—not so much in the more artistic parts, but rather in the more structural aspects, since woodworking skills had been widespread since pre-Hispanic times. It appears that in this case, we can document the involvement of Juan Criollo and Sebastián de Angola, who were enslaved persons of African origin, not Indigenous. Kate: And how was this altarpiece received when it was first exhibited? Do we have any news of how Bogotá celebrated the new construction of this altarpiece? Francisco: Unfortunately, we don’t have any specific news, but it is very telling that it must have caused great enthusiasm within the Franciscan community itself. And why? Because, first of all, the altarpiece was commissioned on July 13, 1623, to be executed as the main altarpiece, the first altarpiece, so to speak. It was commissioned that year to be completed within a period of two years. There was a two-year deadline. We know that the artisan was supposed to be paid five thousand pesos, which was a significant amount for that time and place—an amount that we might almost call colossal. The best quality wood was used, and the contract is explicit and very detailed about the conditions. The architecture, the carving, and the quality of the raw materials were all given great care. However, there are no specific accounts of the public impact, which must have been significant. Initially, though, the execution of the altarpiece was delayed; it was still being worked on, and it was finally being completed in 1628-29. In 1629, Ignacio García de Ascucha died. Previously, due to illness, as stated in a document, he transferred the continuation of the altarpiece, along with the plan and design he had provided, to another renowned assembler in Bogotá at that time, Luis Márquez, whom I mentioned before. This Luis Márquez had an important body of work in Bogotá, and not just altarpieces, though he made several; one of his key works is the choir stalls, which fortunately are still preserved, albeit significantly transformed and rearranged, in the main church or Cathedral of Bogotá. However, a similar situation occurred—Luis Márquez fell ill, and by around 1627, the work was transferred back to the original author, Ignacio García de Ascucha. But Ignacio García de Ascucha passed away in 1629. Therefore, in his will, he established that the altarpiece would be continued by one of his disciples, the previously mentioned Antonio Rodríguez. Now, as the altarpiece was being executed, it is evident that the Franciscans, and here is a bit of proof of its success—the shape, the structure, the way it presented the images with a very architectural framework, with columns and superimposed classical orders, with decoration that was not overly abundant yet, but had minimal grotesques and foliage—incorporated, and this is where the concept of the local comes in, the local flora. And how did they address this? By extending the work, commissioning that the altarpiece would not be confined to what was initially commissioned, which was just the main altarpiece, but that it be extended along the sides of the presbytery. This materialized—they had been considering it for some time, but finally managed to commission the two so-called lateral wings of the altarpiece starting in 1635, so that it resulted in an encompassing structure, a sort of complete theatrical setting. I think this is the best proof of the success of this altarpiece: they wanted to extend it to the sides and not just leave it at the head of the church. José: It's very interesting what you say, because in the end, it seems that there's an entire project of Franciscan propaganda as well, right? That's why I wanted to ask you about the iconography. Is there any evidence of the spread or propaganda by the Franciscans during this period through the altarpiece? Especially because at this time, the Dominicans, Jesuits, and everyone are somewhat competing for the souls of the Indigenous people. So, is there something like that in this altarpiece? Francisco: Well, just as happens in Seville and Andalusia, for example, where the Dominicans spread the devotion to the Rosary—that is well documented, with images of the projection of the Virgin of the Rosary that I have had the opportunity to study—the Franciscans, similarly to what happened in Andalusia, have the main image, the largest one that centers the main altarpiece, as the Immaculate Conception. Therefore, I believe that here lies a significant intention, as this had a great impact and there is documentation in the Archivo de Indias (Archive of the Indies) showing how the debates and controversies over the dogma of the Immaculate Conception, which wouldn't become dogma until the 19th century, were also projected there. It was debated, just as in Seville, with the controversy over whether she had been conceived with or without original sin. This was also evident in the documentation among Franciscans, Jesuits, and Dominicans, who had certain disputes on this matter. So, I think they deliberately aimed to emphasize this devotion to the Immaculate Conception by placing her in the center of the altarpiece. There is propaganda of the Order, as I mentioned, through the sculptures that are placed strictly in the main altarpiece. On the sides, there is a varied and complex iconography, and for now, we are unable to clearly determine whether there was a program or a clear intention for an iconographic discourse. It doesn't seem like it, as it is quite varied. I can refer to some examples to illustrate how there is no clear connection. However, some episodes do stand out—high reliefs that are authentic scenes with a strong theatrical sense, very interesting, mostly made of carved cedarwood, and polychromed. However, four specific reliefs are made of plaster, covered with stucco, and then painted. This isn't apparent, but restorations done around 20 years ago revealed that some of these reliefs were indeed plaster, which is very common in the former New Granada, in this region, for sculptures made of clay or plaster. For example, in the first section, there are reliefs representing the Martyrdom of Saint Catherine, the Return from Egypt (Saint Joseph, the Virgin, and the Child returning from Egypt), Saint Jerome as a penitent, the Conversion of Saint Paul, the Baptism of Christ, Saint Francis praying, and Saint Bonaventure in his study. What do these large high reliefs mean? They are fascinating for several reasons. Here, we find a blend, a fusion of European forms. There are compositional schemes derived from Rubens, from Titian. Through whom? We know this already, through a series of engravers, many of whom have been identified. For example, for the Return from Egypt, it is based on creations by Rubens through Cornelis Galle. For the Conversion of Saint Paul, there is an engraving by Schelte à Bolswert. Schelte à Bolswert is also responsible for the independent sculptures of the martyred saints placed on the second section of the lateral wings. So, here we find some scenes related to the life of Christ, like the Baptism and Return from Egypt, and scenes related to Franciscan saints, which is logical since the Order wanted significant scenes within its history. Then, we have other scenes from the life of Christ and some martyrdoms, like that of Saint Lawrence, for example. Saint Lawrence was a Spanish martyr who was given great importance during the Middle Ages, especially in the early 16th century. He was a martyr representing Spain's contribution to early Christianity from the Roman Hispania Peninsula. He was martyred in Rome but was of Hispanic origin. Therefore, it seems that there is no logical order to this. The Franciscan scenes make sense given the Order that commissioned the altarpiece, but the rest of the scenes appear more like a random selection. You must also consider what is above—the female saints: Lucy, Cecilia, Barbara, Martha, Catherine, and so on. These martyrs are all inspired by the engravings of Bolswert but based on compositions by Rubens, with the half-length apostle figures on either side. So, it seems that they want to convey the idea, through the iconography, of the main pillars—the highest figures, those closest to divinity—who first knew and transmitted the story of Christ on Earth, the apostles who are above. After them, the first imitators of Christ were the holy martyrs, the early female martyrs after Christ. Below that, we have a series of scenes related to the Order and the life of Christ that don’t appear to follow a pre-established order or iconographic program but aim to highlight how the Franciscans have their place and are integrated into this grand process of constructing Christianity, from the early times to their current era. Kate: How is that altarpiece experienced today in the city of Bogotá? Francisco: Well, that altarpiece continues to inspire and evoke extraordinary admiration. People who visit from outside, logically, the tourists—which are still scarce in Colombia—those who come mainly looking for heritage elements, are amazed at something that is not often seen in Spain or Europe. That surrounding structure, following the same order, evokes great enthusiasm, curiosity, and prompts questions from everyone who stands in front of that great altarpiece. For the faithful, it still holds full significance. During celebrations, the altarpiece has a prominent role, as it was created for that purpose—as a piece of furniture designed primarily for liturgy, for that sacred theater that is Christian or Catholic liturgy. Therefore, it continues to fulfill the same function for which it was created, and I believe it still sparks enthusiasm. You can see that people are eager to cross that initial barrier and get closer to the images to see them even more up close. José: And we always ask our interviewees a tricky question. If you could ask this object anything, what would it be? Francisco: Well, there is a historical question that is not answered in the documents: who were the ones responsible? Because you can see at least three different hands at work. Who were the individuals responsible, the authors of those high reliefs? I already mentioned four of them are plaster, and the rest are polychromed cedarwood. Who were the authors? Because the documentation does not say. It refers to the sculptors who were making the images, but that is the main question, one of the great mysteries we are still pondering. Who are the sculptors? Kate: And to conclude our interview, surely people would like to continue learning about this altarpiece or others like it in New Granada. Could you provide a bibliographic reference for that? Francisco: Yes, I could cite many authors. For example, the first person who unearthed documents from the notaries of Bogotá was Guillermo Hernández de Alba. We should also consider others like Francisco Gil Tovar. These were the first scholars who approached, analyzed the altarpiece, and provided documentation, like the contract. Luis Alberto Acuña was another of the first researchers. Later, we must mention the contributions of two major authors, Marco Dorta and Santiago Sebastián. More recently, we have humbly contributed to the topic as well. For example, I can mention our work on sculpture from the late 16th and early 17th centuries, “Escultores y esculturas en el reino de la Nueva Granada, Colombia” (Sculptors and Sculptures in the Kingdom of New Granada, Colombia), of which I am the author in collaboration with Professor Lázaro Gila Medina from the University of Granada. Other authors who have studied the subject more from an iconographic perspective include Constanza Villalobos, María del Pilar López, and Adrián Contreras Guerrero. So, the subject has indeed sparked great interest within historical-artistic research. José: Thank you very much, Francisco, for this excellent account and for sharing this week’s featured object with us. Kate: Thank you very much, Francisco. Francisco: Thank you, and it has been a great pleasure to share this time talking about a work that I also believe is important. Thank you very much. Kate: José, after such an interesting conversation with Francisco, what have you learned? José: First, the passion of the historian, because he conveyed that passion for observing an object that we often take for granted because it's inside a church, and maybe we don't pay much attention to it. But it draws our attention to its magnificence, to a spectacle, to something that attracts people, generates interest, and shows different realities—not only the biblical reality but also the local reality through the flora and fauna depicted there, right? Kate: Yes, that concept of “enveloping,” right? That Francisco mentioned, which shows the success of this altarpiece in that it continued to be expanded and added to. And that is also what today draws people to study it. So, what you said is perfect, that this altarpiece and that conversation showed us the importance of the researcher's emotion, but also the emotion of the people in Bogotá who continue to use that space as their own. José: Well, thank you very much for listening to this final episode of our season. I hope you’ve enjoyed these last chapters and that you’ll share them. You can see the main altarpiece of the Church of San Francisco in Bogotá on our Instagram. Kate: Las cosas tienen vida. José: We hope to see you in a new season. Thank you. Kate: Thank you.See you soon.

Francisco Javier Herrera García es catedrático del departamento de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla. Preferentemente, ha centrado su actividad investigadora en el estudio del retablo sevillano, andaluz y americano.
Bibliografía adicional
Lázaro Gila Medina y Francisco Javier Herrera García, “Escultores y esculturas en elReino de la Nueva Granada (Colombia)”, en La escultura del primer naturalismo enAndalucía e Hispanoamérica (1580-1625), coord. Lázaro Gila Medina (Madrid: ArcoLibros, 2010), 497-501.
Herrera García, Francisco Javier y Gila Medina, Lázaro. “El retablo escultórico delsiglo XVII en la Nueva Granada (Colombia). Aproximación a las obras, modelos yartífices”. En La consolidación del Barroco en la escultura andaluza ehispanoamericana, coordinado por Lázaro Gila Medina, 301-368. Granada: EditorialUniversidad de Granada, 2013.
María del Pilar López. “Reflexiones sobre la obra de Ignacio García de Ascucha, entallador, ensamblador y arquitecto. Santafé, Nuevo Reino de Granada, primeras décadas del siglo XVII”. Ensayos. Historia y Teoría del Arte, no. 21 (2012): 7-38.
Lázaro Gila Medina y Francisco Javier Herrera García. “Ignacio García de Ascucha, arquitecto, escultor y ensamblador asturiano-bogotano (1580-1629)”. Anales del Museo de América, no. 19 (2011): 68-100.
Lázaro Gila Medina. “El retablo mayor de San Francisco de Bogotá: ampliación lateral y programa escultórico”. Archivo Español de Arte, no. 362 (2018): 175-184.Adrián Contreras Guerrero, Historia del retablo neo-granadino (1550-1800) (Córdoba: UCO press, 2020).
.https://www.uco.es/ucopress/ebooks/pluginfile.php/2631/mod_resource/content/1/index.html#p=1